miércoles, 18 de agosto de 2010

Los herrajes de la Luna

Nos trae la noche, el reflejo nos hace tangibles
Se abre la puerta, se dibujan las manos abriéndonos las ropas
Te visto de desnudez, y me lames los ojos con tu silueta
Se besan por la ventana la noche y la luna
Conversan los pasos, de la piel sobre las sábanas
Grises y apenas visibles, están los dogmas:
Premonición de fuego, ausencia de tiempo.
Rechinan los herrajes del pudor,
Y al oírlos, se petrifica la noche.
El alma se nos escapa por los poros, y nos esculpe.
El roce corta, quema… después se vuelve caricia.
Tu piel me habla, me grita hasta matarme entre sensaciones
Instantáneamente te vuelves brisa que se mete en mis ojos
Se me nubla la noche, y se vuelven negros los rostros
Morimos, deslizándonos hacia el piso.
Después la alcantarilla, después la oscuridad
Entramos al agua, inmóviles y nos vemos en el cielo
Tú, tan blanca…
Yo, tan ausente.

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